sábado, 5 de febrero de 2022

SCREAM Y PUNTO

La nueva película de la saga Scream, que no sé si llamar secuela, revisión, actualización o usar el nuevo vocablo que se han inventado para la ocasión, "recuela", ha querido rendir un merecido homenaje a dos cosas: A los fans de la saga y a la película original que hizo resurgir el subgénero más hemoglobínico del terror, el Slasher.

Eso es Scream 2022. Un autohomenaje y una reverencia a los chavales que vimos renacer en los 90s el género slasher y que la resaca de los años 80 había desgastado hasta la extenuación, resultando predecible y aburrido ante la saturación de Jasons, Michaels, Freddys y sus infinitas secuelas. Esta nueva entrega es lo que pretende ser y es lo que se espera de ella. Aunque en momentos raya el suspenso, acaba logrando lo que se propone: parodiar y homenajear a partes iguales a todas esas películas donde jóvenes estudiantes huyen y luchan contra un asesino enmascarado.

Los artífices de esta nueva Scream son Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, dos amiguetes que ya habían trabajado juntos en varias ocasiones y se ve que se entienden a la perfección detrás de la cámara porque si ya es estresante dirigir, hacerlo bicéfalamente debe ser la polla... El reto y la dificultad añadida que tenían por delante los dos directores era no hacernos añorar con nostalgia excesiva al maestro Wes Craven y al guionista Kevin Williamson, creadores de la saga y de un género en sí mismo.

Todas las singularidades de la franquicia nacieron de las mentes de Wes y Kevin. Sorprendieron cargándose a Drew Barrimore en la secuencia inicial. Rompieron moldes con la figura del asesino-doble. Acertaron cuando desarrollaron la idea de una película dentro de la película o eso que los entendidos ahora se empeñan en llamar "metacine" donde la película se adapta a sí misma a través de la saga Stab. Pronunciaron en voz alta las reglas de oro de las películas de terror. En fin, construyeron un universo cinematográfico tan reconocible y añorado que bien merecía este tributo y que desde la respetuosa mirada de Bettinelli-Olpin Gillett, se ha plasmado en esta entrega.

Scream 2022 sabe cual es su cometido desde el principio. Salta a la vista que no pretende darle un nuevo giro al género ni reinventarlo. Está ahí para rendir tributo al cine de terror y a los maestros del celuloide. En general y en todo su espectro. Te enseña un plano de la ducha rindiéndose a Hitchcock y su Psicosis. Apellida Carpenter a la prota para recordar al Gran John. Incluso "achicharra" a Mickey Madison como ya hiciera DiCaprio, de un modo más Tarantiniano, en Érase Una Vez en Hollywood. Toda el film rebosa easter eggs y tributos al Cine (en mayúsculas) y ahí radica la grandeza de la película, en dar a los cinéfilos una buena dosis de morriña por los momentos vividos cuando vimos por primera vez aquellas imágenes que nos cautivaron y se grabaron en nuestras memorias.

El único guiño que no alcanzo a entender es el hate que vuelcan sobre Rian Johnson, artífice en el mundo Scream de Stab 8. Quiero creer que señalan Los Últimos Jedi la cual dirigió, pero en absoluto pienso que sea una película de la que haya que avergonzarse y además, su filmografía es envidiable. Para servidor, es una meada fuera de tiesto.

El guion es más de lo mismo y no se avergüenza de parecer repetitivo: Woodsboro, secuencia inicial con chica contestando la llamada telefónica del asesino cinéfilo, Sidney Prescot, Gale Weathers, Dewey... Lo que la hace original es su actualización a las nuevas generaciones que tienen el estómago ya curtido para soportar vísceras y casquería. Así, podemos ver asesinatos mucho más cruentos y salvajes. Puñaladas en todo el careto, asesinatos a plena luz del día y en mitad de la calle y, por supuesto, la muerte de personajes habituales de la saga que rompe el mito de la inmortalidad de los protagonistas históricos.

Tiene momentos muy destacables como los discursos de la hermana melliza sobre cine, secuelas y tópicos del género. O las referencias al nuevo terror actual de Heridatary, Babadook o La Bruja elevándolas a un nivel intelectualoide que parece obligar a los amantes del terror a venerar estos títulos rebajando hasta el infantilismo a las películas del sustito fácil. En este sentido, esta Scream es astuta para reírse de las modas y tendencias y a su vez rendirse a la evidente genialidad de las nuevas generaciones que están revitalizando y revolucionando el género.

Los actores, por su lado, cumplen sin alardes y sin demasiado talento... Courtney Cox hace tiempo que se estropeó como actriz (y como persona, vaya careto se ha dejado...). Para Neve Campbell es muy evidente que está ahí de paso y que el mundo de la actuación dejó de interesarle hace años y David Arquette tiró el poco arte que tenía en los rings de lucha libre... Si no fuera por el romanticismo que genera volver a ver al trío en pantalla persiguiendo a Ghost Face, sería una puesta en escena vergonzosa. 

En cambio, el elenco juvenil cubre las carencias del veterano trío en los que debería recaer el peso de la interpretación. Eché en falta un mayor protagonismo de Mickey Madison (guiño) pero, en general, mantienen bien el clima y sostienen los momentos de tensión con solvencia.

El cine de terror evoluciona y se adapta a los tiempos, a las generaciones de cada época, a las tendencias, hasta que llega un día que la fórmula se agota, la vaca deja de dar leche y es momento de reinventarse. Le pasó al slasher de asesinos enmascarados, al nuevo extremismo galo, al torture-porn y le pasará al nuevo terror "elevado" de Jordan Peele, Ari Aster & Co.

Afortunadamente, en los tiempos actuales todavía hay sitio para una película de corte más clásico que nos demuestra que se puede penetrar en la audiencia, cualquiera sea el sub-género, siempre que la calidad y el talento resalten.

En resumen, Scream 2022 es la esencia de la saga. Es el tributo y homenaje al tristemente desaparecido Wes Craven. Es su cine, su mirada y su genio. Es la auto-parodia que ideó en 1996 con la primera entrega. Es la nostalgia de las generaciones que crecimos con sus películas. 


Es su legado. Gracias por tanto, Wes.

7/10