Ésta vez el fiasco ha sido Red de mentiras.

Un reparto estelar encabezado por DiCaprio, que se sabe rodear de grandes realizadores para sacar lo mejor de sí, acomparsado por un enorme (en todos los sentidos) Russell Crowe, y dirigidos por un virtuoso del medio como Ridley Scott, hacen presagiar una de las películas del año. Y de eso, nada.
En seguida se adivina que del hombre que creó obras maestras como Alien o Blade Runner queda poco. La película se pierde entre países musulmanes y nombres árabes. Entre escenas efectistas (véase el atentado en Amsterdam) y golpes de efecto de serie B, como la salvación in extremis del prota.
Por si esto fuera poco, al final el film se deshace en una historia de amor entre DiCaprio y una bella enfermera que lo rebaja a la categoría de melodrama.
Lo peor de todo, es que al bueno de Ridley se le nota falto de ideas. Primero al utilizar un tema ya explotado, con mucho acierto, en Black Hawk Down. Segundo por acercarse a los convencionalismos más clásicos en lugar de romper clichés, como ya hiciera en Thelma y Louise, por decir alguna. Sirva de ejemplo el momento en que DiCaprio acaba renunciando a su labor de agente de la CIA, con un discurso que John Rambo habría resumido con su "Ésta no es mi guerra".
Pero todavía hay más... ¿nadie ve en la pareja Crowe-DiCaprio a la otra pareja de espías formada por Robert Redford y Brad Pitt de Spy Game? Porque si es preocupante que Ridley haya perdido su genio, peor todavía es que se dedique a copiar. Aunque igual ha contado con el permiso familiar, ya que recordemos que Spy Game está dirigida por el hermanísimo, Tony Scott.
Es una lástima que repasando la filmografía de Ridley Scott encontremos grandes clásicos como las mencionadas Alien, Blade Runner o Thelma y Louise y otras películas, no tan grandes pero muy correctas, como Gladiator, Black Hawk Down o American gangster, al lado de títulos tan olvidables como Un buen año, Hannibal, La teniente O'Neil, Tormenta blanca o esta Red de mentiras.

Aunque no todo es malo en Red de mentiras. Russell Crowe es un secundario magistral y sus escenas están cargadas, con gran sutileza, de una doble moral, y es que mientras Crowe lleva a sus hijos al colegio o les acompaña a un partido, en la otra punta del mundo, niños rebuscan en la basura por culpa de una guerra que el gobierno americano para el que trabaja se encargó de provocar.
A pesar de eso, Red de mentiras fracasa estrepitosamente y uno no puede dejar de pensar que lo que ha generado Ridley Scott, contando con actores de prestigio y con todos los medios y caprichos que una grande como la Warner Bros. puede proporcionar, no es más que eso, una gran mentira.
3/10
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