Basta. Me rindo. Quitémonos las caretas. Soy un ser oscuro y depravado y disfruto con estas películas como un bebé chupando de una teta.
El rechazo de esos niños hacia la sustituta de su madre, quien se suicida en el primer acto de la película, más el trauma infantil que persigue a la madrastra y junto a un padre algo inconsciente, que enciende la mecha del conflicto, suman los ingredientes de un cóctel molotov que va provocando una creciente tensión durante la mayor parte del metraje y acaba explotando cuando se lanza en el capítulo final.
The Lodge, al igual que Good Night Mommy, juega con la ambigüedad, con el "nada es lo que parece", con la psicosis de los protagonistas y la crueldad de unos niños que rompe el estereotipo de la inocencia infantil. Si bien, en The Lodge, la realidad es mucho más sórdida que en su predecesora puesto que los chavales son los malvados artífices de los acontecimientos y los gemelos de Good Night Mommy son victimas accidentales e involuntarias. Lo que sí se repite en ambos casos es que la madre (o madrastra) es el epicentro del caos y el foco de los castigos que infringen los menores.
El gélido escenario es ideal para ambientar una película sobre la crueldad, el rechazo, los traumas infantiles y la batalla contra demonios interiores. El problema? que la sombra de los nuevos enfant terribles del terror, Aster, Eggers, Peele y compañía, es alargada y cuando el mundo se rinde al arte de estos nuevos genios del celuloide, los imitadores se amontonan esperando una oportunidad de demostrar que, si no son mejores, sí son capaces de copiar su estilo.
Y ya que entramos en comparaciones... las imágenes perturbadoras que se muestran con crudeza, como el suicidio de la madre. El drama familiar como punto de partida argumental o el pasado traumático que renace y atormenta el presente. La casa de muñecas donde se representan los pasajes que tendrán lugar durante la película. La música, discordante, compuesta para generar agobio y malestar y ser protagonista en momentos claves. Los planos sostenidos en exceso que provocan esos sentimientos incómodos. El ritmo pretendidamente pausado. Demasiado Hereditary. Demasiado Midsommar. Demasiado Ari Aster en definitiva.
También recuerda en exceso a El Resplandor, por los escenarios nevados, el aislamiento, el descenso a la locura de el/la protagonista y el papel fundamental que juegan los niños en el desarrollo de la trama. Hasta la secuencia en coche hacia la cabaña recuerda a la vista en Midsommar cuando el grupo de amigos se acerca a esa comuna hippie o al viaje de la familia Torrance hacia el Overlook.
Ése es el mayor problema con el que debe lidiar The Lodge. La sensación que queda en la cabeza y retina, una vez terminada la función de que todo lo visto evoca a otras cintas anteriores que por supuesto, son mejores. Y una vez se entra en esa espiral de comparaciones, es imposible salir y se deja de disfrutar de la película fijando la vista en encontrar todos los puntos en común posibles. Servidor incluso ve que el actor que hace de padre, se parece demasiado a Bradley Cooper...El problema de copiar una buena obra es que, ya que es difícil mejorar el original, al menos hay que estar a un nivel parecido e imprimir un toque de personalidad y mostrar marcadas divergencias respecto al original para generar sorpresa y expectativa. De lo contrario. el interés se desinfla a medida que corren los minutos y se entra en ese juego perverso de buscar constantes similitudes.
La sensación de que los dos directores intentan emular los mecanismos del cine de Aster y compañía para cumplir su cometido y buscar un hueco entre esta nueva generación subversiva que ha rediseñado el género de terror, está demasiado presente. Y eso le resta enteros a una película que es muy correcta pero que nunca logra tomar la distancia necesaria respecto a sus influencias.Todos quieren ser como Ari. Y no me extraña.
5/10
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